
Abuelo, ¿por qué no recuerdo mis sueños?
Él, que estaba despuntando una horqueta del árbol de chucún con su machete encorvado, detuvo el corte, y me dijo:
En
el Universo todo sueña y todos sueñan pero no todos recuerdan; sólo
recuerdan sus sueños: los limpios de corazón, los limpios de espíritu...
Poco
después de que acabamos de amarrar la leña con bejucos, cuya resina
despedía un olor penetrante que se mezclaba con el de las jícamas recién
desvestidas, prosiguió:
El hombre cuando nace a la vida terrenal
ingresa a la geografía de los seres durmientes. Si no trabaja con el
poder de su espíritu, si no trabaja con el poder de sus sueños, es un
hombre que vive dormido. Los sueños son revelación para la rebelión. Al
soñar y recordar tus sueños puedes recobrar el código de tu primigenio y
luminoso origen, y volver a la vida... somos fragmentos de luz...
pedazos de Sol...
Antes que el Sol se asome en destellos
luminosos, los sueños de nuestros antepasados se cumplirán y habrán de
estar con nosotros al conjuro del poder del silencio, del poder del
viento, del poder de la palabra.
No olvides que los sueños no son
para acumular saber, ni para entregarse a las fantasías. Los sueños son
una rendija de luz para el ejercicio del poder del espíritu. A su paso
intemporal, y a veces incoherente, los sueños dan cuenta de tu historia
personal que remontan años hacia atrás o hacia adelante, dejan signos en
huellas, dejan signos, claves y rastros...
Soñar es un ejercicio
del espíritu que trata de escapar de la prisión de la carne, y recordar
tus sueños te servirá para tu superación interior.
El hombre que
vive y no sueña es un hombre muerto en vida. Mas ¡ay de aquel que sueña y
no realiza sus sueños! Acosado por las pesadillas acaba por sucumbir al
insomnio de una realidad que no es suya.
Sé un guerrero incansable con tus sueños y busca dentro de ti el objeto de tus conquistas.
Realizando
tus sueños no serás esclavo de nadie, ni pretenderás someter a otros
porque habrás probado los caminos de tu verdadera liberación.
Recuerda siempre que, en el universo de la naturaleza, los sueños se convierten en realidad.
La lluvia es el sueño del agua.
El humo es el sueño del fuego.
El azul del cielo es el sueño eterno del aire.
Pero
tú, que estás hecho de maíz amarillo como esa luz que nos cobija,
¡despierta!, ¡abre los ojos!, ¡abre el espíritu! Tú, hombre, eres el
sueño privilegiado de la Tierra!
-El hombre que vive y no sueña, aunque viva muchos años, es un mutilado de espíritu, es un hombre muerto en vida.
-¡Vive! ¡Realiza tus sueños! ¡Accede a su luz! Que tu vida, sueño que otros soñaron, será inmortal.
Más
tarde, cuando abrí los ojos, contemplé extasiado el obsequio de la
aurora: amanecía y, en el cielo, una greca enorme filigranada en nubes
ámbar y rosa, inundó de paz mi alma.
fragmento de "La prueba del aire la prueba del sueño" donde nos traspasa toda la sabiduria de su abuelo"